Baraonda huele a placeres de otoño, pintados con una mano ligera. Un vaso de whisky sostenido para captar el resplandor de un fuego abierto.
Un libro viejo, abierto en el regazo, que llena el aire con el aroma seco y parecido al papel de la lignina. Una pizca de resina de madera caramelizada bailando en los bordes de la habitación pero nunca acercándose. Baraonda toma las pinturas al óleo pesadas del género gourmand-gourmand y las usa para hacer una acuarela tan exquisita que te hará saborear su sabor en la lengua, mucho después de que lo hayas usado.
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